domingo, 10 de junio de 2012

Dear John...


               Me pregunto qué será de ti,  Juan Carlos…

               Hasta donde me han contado (pues tu apenas te comunicas conmigo, aunque no te culpo), te has sentido tan solitario como yo de desesperado. Claro está que ambos nos extrañamos, mas yo soy demasiado cobarde para decírtelo y u eres demasiado orgulloso para admitirlo. Me pregunto qué tanto aguantaremos, y si finalmente uno de los dos romperá este silencio tan ruidoso que solo nosotros podemos escuchar.

            Nosotros, solía amar tanto esa palabra, y ahora no me hace sino sufrir. Tu bien lo sabes, desde aquella fatídica tarde lo sabes muy bien. Y yo sé que a ti también te duele. Me gustaría aseverar, sin embargo, que piensas en mi tanto como yo en ti, aunque, según tus palabras, sería ridículo. Quisiera regresar el tiempo y haber pronunciado las palabras correctas, pero ambos somos humanos, y muchas veces cometemos errores que ni siquiera pensamos cometer. Me gusta pasear por la Universidad pisando las hojas, me gusta hacerlo a horas oscuras y frías, me gusta hacerlo oyendo las canciones que vieron nacer y crecer nuestro amor me gusta torturarme imaginando que estás a mi lado, que en cualquier momento me tomarás de la mano, dejando todo de lado y me abrazarás tan fuerte y cariñosamente como nuestro primer abrazo el 21 de febrero a eso de las 9 de la noche. Me gusta tratar de transformar en versos aquello que tuvimos y no poder, del dolor, del amor y el olvido.

               Me gusta tirarme en el pasto escuchando Coldplay (tu sabes que canción) imaginando que te acostaras a mi lado y me darás un tierno beso, haciendo que estos meses de angustia parezcan solo un rasguño en la mano. Me gusta perder el equilibrio y el tiempo y lo sabes. Sabes que soy un niño pequeño burlón y asustadizo. Sabes que te quise (y te quiero) por lo que eres, sabes que yo sé eso y que quise hacer lo posible por ayudarte a ser feliz. También sabes que fracasé miserablemente.

Sabes muchas cosas, pero me das la impresión de que las has olvidado. O es, al menos, lo que me quieres hacer creer. Lo que no sabes es que no puedo pensar en ti sin sonreír y llorar a la vez, y que últimamente te he necesitado más que siempre, y me ha costado bastante hacerle creer al mundo y a mi corazón que por dentro no me estoy cayendo a pedazos.  Tampoco creo que sepas que temo terriblemente que leas esto. Temo que lo leas y te enojes tanto conmigo que me mandes a la mierda para siempre. Temo que lo leas y te pueda dejar peor que ahora. Temo que leas esto y pienses que estoy jugando y por sobre todo temo que no hayas leído lo suficiente como para saber que temo todo esto. También temo que pienses que te he olvidado, pero créeme que ha sido lo último que he hecho, ni siquiera he tratado. Quizás ya superaste todo pero esto requiere tiempo, una herida no sana tan fácil, aunque tú creas que fuiste el más afectado. Yo también.

Te escribo estas palabras indeciso si quisiera que las leas o no, no puedo asegurar ya que es lo mejor. Yo solo quise poner una sonrisa en tu cara, y en tu corazón, y no me arrepiento de haberlo intentado. El tema es que me gustaría intentarlo una vez más. Quisiera decírtelo, en verdad, pero no me atrevo. No sé qué sensación te provoque a ti, quiero imaginarlo, pero no puedo pensar en una respuesta clara. ¿Qué me dices? Todos los días espero algo que no llegará solo. Como quisiera que fueras tu quien llenara el asiento del metro a mi lado, y no la soledad…

jueves, 7 de junio de 2012

Nothing I can twist about

There was again another shower, as I was starting to get sick of them. I mean, how can possibly be, at least, 5 showers in just one night? Actually, it was really pissing me off because the night seemed to be timeless. The hours just didn't want to go on, the bad was not as always; this time it looked to me as if didn't want to welcome me anymore. The whole place seemed to deny me. My eyes were literally hurting, as I started to hear an awful, creppy sound. Nothing I wasn't used to, just this time seemed more irritating than ever. I just wanted everyone to shut up and leave me alone. Is it too much to ask? Well, not for me. Whenever I'm far, I just want to stay there, and now more than ever, but within me I knew (and I still know) it is quite impossible, at least for now. In fact, I'm torn. I mean, I know I should be more thankful, but... how? I just get sofocated here, the whole seems at the same time to be boiling and inside I am freezing to death, because when you're not welcome, the ice is warmer than a cup of tea.
Anyway, I've just been thinking my life for a little while. Not that I'm want to commit suicide (not yet) but the idea of that I'm probably wasting my time is something that has been bothering me for a few days, I just sometimes think I'm letting the days go by without even trying to stop them, to catch or at least get a hold of one of them. But it is difficult, you know. Someone promised me he will stay, but he didn't. I was left alone. That's all.

martes, 5 de junio de 2012

I see a red door and I want to paint it BLACK

Yesterday I just realised a lot of things / things I didn't know / things probably I'll forget / but things that will be stuck in my heart foverer / Someone told me the truth will set me free / Actually the truth is what is causing me troubles / Nevermind, I know I'll break free / Somewhere I belong.

lunes, 4 de junio de 2012

Capítulo I: Sinceridad


Las sombras quedan y el tiempo continúa su curso a velocidad luz, dejando de lado a todo aquel que crea ganarle en la carrera de la fugacidad. Si fuera tan fácil como hacer un avión de papel, tal vez aún estarías aquí… pero ya no saco nada con culparme, tu presencia aún me acecha, y eso creo que lo tienes bastante claro, sé exactamente también lo que me dirías: Danny, vamos, es solo un proceso, y claro, lo es, pero ¿era necesario que me dejases solo?

Conservo aquellos manuscritos que nos unieron aquella tarde en la biblioteca, y tengo la esperanza de terminarlos, ¿esperanza?, divertida palabra, paradójico es que siga usándola, creo haber renunciado a ella hace un par de semanas, cuando me clavó un invernal cuchillo por la espalda, aquella traicionera sensación en la cual confié mi futuro, y que ahora me ha dejado sin lo más preciado para mí. No puedo, no puedo Ian, no puedo encontrar la razón de porque tuviste que marchar de mi lado, me parece que mal no le hicimos a nadie, pero más que la razón, lo que más me duele fue la forma, cómo se es capaz de arrebatarle algo tan esencial a alguien; mis noches se han vuelto terriblemente solitarias, mucho más de lo que eran antes de conocerte, creo que ahora podrías llegar a comprender cuán bien hiciste en mi vida, pequeño, aunque nunca me cansé de repetírtelo, incluso creo que te agobió tanta responsabilidad, recuerdo que una vez me hiciste saber tu temor a hacer algo que me quisiera alejar de ti. 

¡Irónico!, nunca lo quise si no al revés, en estos momentos más que nunca. La razón de mi cariño no podría expresarla ni siquiera Pitágoras, lo que me recuerda cuanto amabas las matemáticas, y tus adorables peleas con la profesora de matemáticas, pero quien te viera con un libro en tus manos, un nuevo universo por explorar, personajes que criticar o identificarte, y citarme tus párrafos favoritos en el parque de Las Tormentas, el primer lugar que presenció nuestras miradas encontrarse en forma inmediata y constante. El pedirte un lápiz no fue sino la excusa para poder mirar más de cerca esos camaleónicos ojos preciosos, de un azul suave en ese momento, que me transfirieron el deseo de volverte a ver, una vez más, fue todo lo que pedí, y mira cuanto logramos construir, pequeño, mira la tierra inmensa a mi alrededor, claro que, de seguro tú tienes un mundo entero ahora, pero te apuesto, bonito, a que no es ni la mitad de hermoso que el que poseo yo.

A días del año nuevo, cuanto desearía que estuvieras aquí, que para Navidad pudiera abrazarte y pensar que todo está bien, que nunca pasó nada, y que aquel disparo no fuera el desencadenante de mi sufrimiento e indiferencia. Tu regalo está guardado en la esquina derecha de tu cuarto, bajo la cama, sin saber que nunca llegará a ser usado, o abierto, o tocado siquiera, y mis lágrimas que caen sin colchón, golpeando la tierra como si quisieran que esta devolviese al causante de su caída. Ian, ¿es todo tan difícil para ti, como lo es para mí? No lo sé, no sé si lograré saberlo, lo desconozco, y ahora me declaro incompetente frente a tantas materias, no me atrevo a asegurar que te conocí tanto como llegué a pensar. Ian, dime por favor, ¿piensas en mí cuando el sol se ha ocultado?


(Continuará...)